La herida de injusticia es la última herida en aparecer.
La injusticia es el carácter de una persona o de algo que carece de justicia. La justicia es la apreciación, el reconocimiento y el respeto de los derechos y el mérito de cada uno.
La persona que sufre de injusticia es, por consiguiente, la que no se siente apreciada o respetada en su justo valor o que cree no recibir lo que se merece. También se puede sufrir de injusticia cuando se recibe más de lo que se cree merecer.
Esta herida despierta en el momento en que se desarrolla la individualidad del niño, es decir, entre los tres y cinco años de edad, cuando el pequeño toma consciencia de que es un ser individual, con sus diferencias.
Al niño le parece injusto no poder integrar bien su individualidad y no poder expresarse y ser él mismo. Vive esta herida, sobre todo, con su progenitor del mismo sexo.
El alma que elige venir de nuevo a la Tierra para curar la herida de injusticia selecciona padres que le ayudarán a restablecer contacto con esta herida. Uno de ellos, como mínimo, la tendrá también.
La máscara que crea el niño para protegerse en este caso, es la rigidez. Las personas rígidas son sensibles, pero desarrollan la capacidad de no sentir esa sensibilidad y de no mostrarla a los demás. Se engañan creyendo que nada debe tocarlos, por lo que parecen frías e insensibles.
De los cinco tipos, los rígidos son los más propensos a cruzarse de brazos para bloquear la región del plexo solar con la intención de no sentir. Otra forma de no sentir es vistiéndose de negro. Al huidizo también le gusta vestirse de negro, pero debido a que quiere desaparecer. Las personas que tienen la herida de rechazo y la de injusticia, por lo general solo tienen ropa negra o muy oscura.
El rígido procura la justicia y la exactitud a toda costa. Piensa que si lo que dice o hace es perfecto, será necesariamente justo. Quien sufre la injusticia es más propenso a sentir envidia de quienes tienen más y de quienes, según él, no lo merecen. También es posible que esté convencido de que los demás lo envidian porque él tiene más.
A los rígidos les gusta la ropa ajustada a la cintura o utilizar un cinturón ajustado. Este tipo de personas cree que al ceñirse la cintura, que se encuentra en la región del plexo solar (la región de las emociones), sentirá menos. Estas personas están llenas de vida y sus movimientos son dinámicos. Su piel es clara, y la mirada, brillante y viva.
Desde pequeño, el rígido advierte que se le aprecia más por lo que hace que por lo que es; aunque no sea así en realidad, él está convencido de ello. Le gusta ser la estrella y comienza a arreglárselas por sí mismo rápidamente. Hace todo por evitar tener problemas, y aún cuando está en un lío, prefiere decir que no está para evitar el sufrimiento que esto le provoca. Es muy optimista, por lo general, demasiado optimista. Cree que las situaciones problemáticas se solucionarán de inmediato y hace lo posible por solucionarlas él mismo. Sólo pide ayuda como último recurso.
Cuando los demás parecen dudar de él y le hacen muchas preguntas acerca de una situación, lo percibirá como un interrogatorio y lo sentirá como una injusticia, aunque sepa ser honrado y justo.
Como siempre procura la justicia, quiere asegurarse de que es merecedor de lo que recibe. El mérito es importante para el rígido. Para él, merecer es obtener una recompensa por una buena actuación. Si recibe mucho sin haber trabajado demasiado, no cree merecerlo y se las ingenia para perderlo.
Lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto son muy importantes para él, y de hecho es lo que guía su vida. Cuando el rígido se encuentra emocionado prefiere no mostrarlo, pero es posible reconocerlo por el tono de su voz, que se torna seca y tensa.
El temor a equivocarse es algo muy fuerte en el rígido. Desea adquirir habilidades para ser perfecto lo más pronto posible. No advierte que es injusto consigo mismo, ya que se exige demasiado. Le gustaría solucionar todo en el momento. No se toma el tiempo para sentirse bien, para darse el derecho a ser humano y para tener otras cosas que arreglar. Suelen enrojecer cuando cuentan algo que les da vergüenza, cuando hablan sobre su dificultad para perdonar a alguien que les dañó o cuando habla mal de alguien a quien no soporta.
El rígido es el que a la hora de repartir la cuenta en un restaurante considera que no es justo repartirla a partes iguales porque unos han pedido platos más caros que otros. Suelen ser también muy exigentes consigo mismos; nunca se permiten divertirse, ni relajarse, ni parar. Se sienten obligados a estar siempre haciendo algo, ya que de esta forma, "cumple con su deber".
Le resulta difícil pedir ayuda y prefiere hacerlo todo solo para que el resultado sea perfecto. Al rígido le gusta que sus conocidos y familiares estén al corriente de todo lo que hace y lo que debe hacer, con el fin de justificar una recompensa y no sentirse culpable si se permite algún lujo o unas vacaciones. Con frecuencia le parece más injusto sentirse favorecido que desfavorecido. Le es difícil recibir regalos, pues se siente en deuda.
El rígido es también el tipo de persona para quien es difícil dejarse amar y demostrar su amor, por lo que pasa por una persona fría y poco afectuosa, aunque en realidad es muy sensible.
La frialdad es el mayor temor del rígido. Le es tan difícil aceptar su propia frialdad como la de otros y hace todo lo posible por mostrarse cálido. No advierte que aunque pretenda mostrarse cálido, los demás lo perciben como frío e insensible; al igual que tampoco advierte que evita tener contacto con su sensibilidad para no mostrar su vulnerabilidad.
Le atrae todo lo que es noble; el respeto y el honor son para él de suma importancia.
En su vida sexual, el rígido por lo general tiene dificultades para abandonarse y sentir placer. Le resulta difícil expresar toda la ternura que siente; sin embargo, es el que tiene una apariencia más sensual. A las personas rígidas les gusta vestirse con ropas ceñidas, sensuales y muy atractivas.
Recuerda que la razón principal de cualquier herida se deriva de la incapacidad de perdonar lo que nos hacemos a nosotros mismos o lo que hemos hecho sufrir a otros. Nos es tan difícil perdonarnos porque normalmente, no tenemos conciencia de nuestros reproches. Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mismos y no queremos ver. Ésta es la razón por la que atraemos a nuestros alrededor a personas que nos muestran lo que hacemos a otros o lo que nos hacemos a nosotros mismos.
La vergüenza es otra forma de darnos cuenta que sufrimos injusticia o que somos injustos con los demás.
La primera etapa para sanar una herida radica en conocerla y aceptarla sin estar necesariamente de acuerdo con el hecho que de que existe. Aceptar una herida significa mirarla, observarla detenidamente y saber que tener situaciones que resolver forma parte de la experiencia del ser humano. No eres mala persona sólo porque algo te haga daño.
Ser capaz de crear una máscara para no sufrir ha sido un acto heroico, un acto de amor contigo mismo. Esta máscara te ha ayudado a sobrevivir y a adaptarte al ambiente familiar que tú mismo elegiste antes de encarnarte. Intentamos cambiar a los demás sin darnos cuenta de que lo que no aceptamos en los otros son los aspectos de nosotros mismos que no deseamos ver por miedo a tener que cambiar. En el momento en que te des cuenta de esto, alégrate y agradécelo a la persona que tocó tu herida, ya que te permitió descubrir lo que no has sanado en ti.
La herida de injusticia está en vías de sanación cuando te permites ser menos perfeccionista y cometer errores sin montar en cólera o criticarte; te permites mostrar tu sensibilidad y llorar frente a otros, sin perder el control y sin temer el qué dirán.
Sin embargo, cuando el rígido se quitan la máscara y se permite ser él mismo, afloran las siguientes cualidades:
- Es una persona creativa, con mucha energía, dotada de enorme capacidad de trabajo.
- Es ordenada y excelente para producir un trabajo con precisión.
- Es cuidadosa y se ocupa de los detalles.
- Tiene capacidad para simplificar y explicar claramente lo que enseña.
- Es muy sensible, sabe lo que sienten los demás sin perder de vista sus propios sentimientos.
- Encuentra a la persona precisa para realizar una tarea específica y la palabra exacta y justa que decir.
- Es entusiasta y dinámica; llena de vida.
- No necesita a otros para sentirse bien.
FELIZ SANACIÓN!!!
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