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Herida de traición

 

                                          
La herida de traición es la cuarta que aparece, entre los dos y los cuatro años de edad, cuando se desarrolla la energía sexual y aparece el complejo de Edipo.                                                                                               El alma que se encarna con la finalidad de sanar la herida de traición elige a padres que ejercen la seducción con el hijo y que, por lo general, se centran en sí mismos. Con este tipo de progenitor, el niño es inducido a sentir que sus padres lo necesitan, y desea sobre todo que el del sexo opuesto se sienta bien. Intenta por cualquier medio ser especial para este último.                                                                      Cuando el niño comienza a vivir experiencias de traición, se crea una máscara para protegerse, la máscara de controlador. Esta máscara de controlador la desarrolla para asegurarse de que mantendrá sus compromisos, para ser responsable o para garantizar que los demás mantengan sus compromisos.

El controlador desarrolla un cuerpo que exhibe fuerza, poder y parece decir: "Yo soy el responsable, pueden confiar en mí". Las personas que portan la máscara de controlador ocupan su lugar, al tiempo que su aspecto físico es fundamental para ellos.
La mirada del controlador es intensa y seductora. Cuando mira a una persona, tiene el don de hacerla sentir especial e importante. Estas personas lo ven todo rápidamente. La intensidad de su mirada les ayuda a ver de golpe y en conjunto todo lo que sucede a su alrededor. El controlador utiliza con frecuencia sus ojos para mantener a los demás a distancia, cuando está a la defensiva o para fijar la imagen del otro, y examinarlo de una manera que intimida. De esta forma se protege para no mostrar su debilidad o su impotencia.

De las cinco heridas, el controlador es el que se crea mayores expectativas en quienes lo rodean porque suele prevenir todo para controlarlo; sus expectativas tienen la finalidad de comprobar si hace bien lo que debe hacer, ya que eso le da confianza. Es también muy hábil para adivinar las expectativas de los otros; con frecuencia puede decir o responder algo en función de los deseos de otros aunque ello no suponga realmente que tenga la intención de hacer lo que acaba de decir.
El controlador tiene una personalidad fuerte. Afirma lo que cree con fuerza y espera que los demás acepten lo que él piensa.

La persona controladora se las ingenia para no participar en situaciones conflictivas o en las que no tendrá el control. Es rápida en sus actos; suele interrumpir y responder incluso antes de que su interlocutor haya terminado de hablar, aunque no acepta el mismo tratamiento.
Es una persona talentosa y actúa rápidamente, por lo que demuestra poca paciencia con las personas más lentas. También le gusta ser el primero en acabar, sobre todo en cualquier tipo de competición. Acabar pronto es más importante que hacer bien las cosas; algunas veces podrá incluso cambiar las reglas del juego para que estén a su favor.

El controlador tiende a "adelantarse", a intentar prever todo para mañana; su actividad mental es muy intensa. El controlador llega temprano para garantizar que tendrá control sobre todo; no puede retrasarse y no soporta a las personas que lo hacen. Se impacienta si termina un trabajo con retraso o cuando alguien le promete un trabajo y lo entrega tarde. Le es difícil delegar una tarea y depositar su confianza en otros; cuando delega algo será una de las tareas sencillas o una por la que no será responsabilizado si no lo hace bien.
Parece tener oídos y ojos en toda la cabeza para saber qué hacen los demás y asegurarse de que hacen bien lo que supuestamente deben hacer. Es más exigente con los demás que consigo mismo.

El controlador, que se considera muy trabajador y responsable, tiene problemas con la pereza. Según sus creencias, nadie tiene derecho a holgazanear hasta haber cumplido con todos los deberes de los que es responsable. Ver a otra persona sin hacer nada, sobre todo del sexo opuesto, le pone de los nervios. 
Se las ingenia para que todo el mundo sepa lo que hace, cómo lo hace y cuánto hace; para él es fundamental que los otros vean hasta qué punto es responsable y es posible confiar en él.

Se ocupa mucho de los asuntos de los demás. Como es rápido para ver todo lo que sucede a su alrededor y se considera más fuerte que el resto de la gente, se hace cargo de todo fácilmente. Cree que debe ayudar a los demás a organizar sus vidas, sin percatarse de que actúa así para controlar.
El motivo que tiene el controlador para ocuparse de los asuntos de los demás es el hecho de no sufrir traición, o para tener la certeza de que los otros responderán a sus expectativas. Lo que para nosotros es control, para el controlador significa ayuda.

Al controlador le aterroriza que le mientan, sin embargo, él mismo miente con frecuencia, aunque para él, lo que dice no son mentiras. Encuentra buenos motivos para deformar la verdad; sus mentiras, que suelen ser sutiles, son necesarias según él, para alcanzar sus fines o justificarse.
Su reputación es muy importante. Cuando alguien hace o dice algo que puede afectar a la buena reputación que intenta mantener, se siente insultado o monta en cólera porque lo vive como una gran traición.

Los padres controladores actúan más por mantener su propia reputación que en función de la felicidad de sus hijos.

El controlador tiene una voz sonora.
Ocupa mucho espacio. Adora bailar y lo aprovecha para expresar su sensualidad.
Cuando se sienta, inclina su cuerpo hacia atrás, cruzándose de brazos mientras escucha cuando alguien habla, pero se incorpora hacia delante para convencer a su interlocutor.

Cuando el cuerpo de una persona corresponde a la máscara de controlador pero su cuerpo es más bien flácido o sus ojos son de dependiente, puede deducirse que tiene tanto la herida de traición como la de abandono.

El ser humano es especialista en encontrar todo tipo de buenas razones y explicaciones cuando cambia su cuerpo. Sin embargo, no está dispuesto a querer verse y le es particularmente difícil aceptar la idea de que el cuerpo es muy inteligente. No desea admitir que el cambio más profundo del cuerpo físico es una forma de atraer la atención de algo que vive en su interior y que, por el momento, no quiere reconocer.
Cuando el cuerpo llama la atención acerca de alguna conducta, en realidad significa que el Dios interior está intentando, a través de la manifestación corporal, que la consciencia despierte y afronte lo que teme ver. No obstante, en general preferimos mantenernos en el miedo antes que descubrir nuestras heridas, llevando las máscaras que hemos creado para ocultarlas y creyendo que así sanaremos.

Tu herida de traición está en vías de sanación cuando no vives con tanta intensidad las emociones del momento o cuando alguien o algo altera tus planes y cedes con facilidad. Cabe señalar que "ceder" significa dejar de estar sujeto a los resultados y a que todo suceda según lo planeado. Ya no intentas ser el centro de atención. Cuando te sientes orgulloso porque lograste una hazaña, puedes sentirte bien aun cuando los demás no te reconozcan.

Cuanto más reprimamos nuestros recuerdos dolorosos, más penetrarán en nuestro inconsciente y sucederá que un día, cuando ya no puedan ocultarse más, llegaremos a nuestro límite de control y saldrán a la superficie. Nuestro dolor será entonces más difícil de curar.

Detrás del controlador (herida de traición) se oculta generalmente una persona que tiene cualidades de dirigente. Además:
  • Por su fuerza, brinda seguridad y protección.
  • Es muy talentoso. Es sociable y tiene buen sentido del humor.
  • Posee la habilidad de hablar en público.
  • Es apto para percibir y valorar el talento de cada persona, ayudándolos a adquirir más confianza en sí mismos.
  • Es capaz de delegar, lo que ayuda a otros a valorarse.
  • Sabe rápidamente cómo se sienten los demás y reduce el dramatismo al hacerlos reír.
  • Es capaz de pasar rápidamente de una situación a otra y de manejar varias cosas al mismo tiempo.
  • Toma decisiones sin vacilar. Encuentra lo que le es necesario y se rodea de las personas que requiere para proceder a la acción.
  • Es capaz de lograr grandes hazañas en diversos campos.
  • Confía en el Universo y en su fuerza interior. Es capaz de ceder completamente.








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