
Inicialmente, el dinero es una energía, neutra y práctica. Fue creada para simplificar el intercambio, pero se ha convertido en el centro de la batalla, el provocador de nuestros demonios internos y ha perdido dicha neutralidad.
En efecto, la manera en como manejas el dinero, tu relación con él... habla de ti misma, de tus heridas, de tus creencias... ¡qué gran espejo!
Para ilustrarlo claramente, aquí está la relación de cada una de las 5 heridas emocionales con el dinero.
HERIDA: RECHAZO ------------------ MÁSCARA: FUGITIVO
FRENOS CON RESPECTO AL DINERO: A causa de la naturaleza de esta herida, estas personas huyen las responsabilidades, y con frecuencia, le tienen miedo al dinero.
Sobre todo en los medios espirituales, se compensa a veces con prácticas “espirituales” más profundas. Muchos buenos meditadores utilizan la meditación como escape y como una manera de apartarse de la realidad del mundo.
Fingen tener el dinero para sus proyectos, se engañan a sí mismos sobre este tema, como el fugitivo que huye de la realidad.
El dinero, que es muy “tierra” es un símbolo muy fuerte de todo lo que quieren evitar, es decir, la encarnación, la materialización. Pero cuando por la fuerza de las cosas tienen que asumir y darse cuenta de que les falta, entonces sufren y sienten que la realidad es dura.
Este tipo de individuos no se ocupa de las finanzas, pero es normal, ellas representan toda la esfera del primer chakra, el rechazado es alguien que “cree no tener derecho a la vida”. Y el dinero es demasiado material para su gusto.
SUGERENCIA: Para este tipo de herida, más que para ninguna otra, le hará mucho bien ocuparse de todo lo que representa la encarnación, el cuerpo, la comida, sensualidad, las relaciones y por supuesto, el dinero.
HERIDA: ABANDONO ---------------- MÁSCARA: DEPENDENCIA
FRENOS CON RESPECTO AL DINERO: Falta de autonomía. Los abandonados tienen tendencia a ser mantenidos. Las mujeres por su pareja, los hombres por sus padres, o viceversa. Buscan seguridad sobre todo en la pareja, así que se verán inclinados a buscar parejas ricas, sobre las que se puedan apoyar, pero no se ocupan de desarrollar en ellos mismos su independencia financiera.
En estos casos, el dinero representa otro de los aspectos que los “atan” al otro. Tienen dificultad para pedir. Ellos atraen situaciones en las que se sienten impotentes, sin salida... el abandonado es el más “víctima” de todas las categorías de heridas. Hace esto para atraerse inconscientemente, la lástima de los otros y ser ayudado, o simplemente, como sistema de relación, así que suele sufrir estafas, quiebras, mal entendidos...
Dificultad para entrar en el sistema financiero, ya que se siente superado por este sistema y lo considera un sistema frío, sin las emociones que él tanto busca. Se siente desvalido, y como es trágico y romántico, se inventa escenarios mentales que, a veces, están lejos de la realidad.
Es indeciso, tiene dificultad para tomar decisiones y afirmarse.
SUGERENCIA: Buscar la autonomía y desarrollarla, en principio quizás asesorado por algún experto, pero sólo para despegar.
HERIDA: HUMILLACIÓN ------------- MÁSCARA: MASOQUISTA
FRENOS CON RESPECTO AL DINERO: Precariedad. De todas las heridas, sus poseedores atraen con más frecuencia situaciones rocambolescas, difíciles, extremas, donde pueden encontrarse a veces en serios problemas/aprietos económicos, en lo que sentirá vergüenza de sí mismo.
Lo hace como manera de castigarse y porque no cree merecer nada bueno.
El dinero es una manera de torturarse: bien porque no lo tiene y aspira a cosas que no puede obtener, o bien porque lo tiene y se culpabiliza.
Se las arregla para “estar fuera de juego” en relación al sistema: pagos atrasados, cheques sin fondos, evasión de impuestos, puede ganar y perderlo todo, o trabajar por poco.
Si tiene dinero, consigue los medios de no disfrutarlo, incapaz de estabilizarse financieramente, deja que abusen económicamente de él, prestando lo que tiene, que no se lo devuelven, trabajando sin sueldo, siendo estafado.
El dinero, cuando lo tiene, el lugar de libertad, lo encarcela.
SUGERENCIA: Trabajar el merecimiento y la dignidad.
HERIDA: TRAICIÓN ------------------ MÁSCARA: CONTROLADOR
FRENOS CON RESPECTO AL DINERO: Controla los gastos e inconscientemente, las entradas de dinero. Este tipo de control tiendo a crear falta de fluidez, de liquidez, que es uno de los síntomas del dinero.
Tiene necesidad de saber lo que va a pasar, de preverlo todo... ¿cuánto, dónde, quién?, lo que denota su falta de confianza en la vida y en su perfección, en el futuro y en la sincronicidad que se acciona cuando vivimos relajadamente.
Sufre frecuentemente de sentimientos de inseguridad, angustias, es prevenido en exceso, tiene dificultades de aceptar salidas y soluciones, sobre todo aquellas que no vienen de él.
Tiene dificultad para recibir, orgullo para pedir, tendencia al auto-sabotaje. Aunque el auto-sabotaje se da en todas las heridas, en la traición puede llegar a manifestarse de una manera impulsiva cortando con personas e instituciones que le ayudan.
SUGERENCIA: Trabajar la confianza en si mismo, en los otros y en la vida. Fluir, desapegarse del resultado, soltar...
HERIDA: INJUSTICIA ---------------- MÁSCARA: RIGIDEZ
FRENOS CON RESPECTO AL DINERO: Tacaño. Trata de ser siempre justo con el dinero, con más o menos éxito, dando a cada quien lo que se ha ganado. Falta de flexibilidad y de imaginación para conseguir soluciones. Limitación permanente de ganancias, psicodirigido, sentimientos de rebelión contra el sistema financiero, al cual considera injusto y que se aprovecha de él como individuo.
Como también puede ser muy optimista, le cuesta captar la realidad de las cosas, cree que tiene que trabajar muy duro para ganar. Si gana fácilmente, se las arreglará para perder lo que “no merece”.
Dificultad para relajarse, para darse placer y disfrutar tranquilamente. Quiere que le den por lo que paga. Si considera que está pagando demasiado caro, puede entrar en intensas y repentinas cóleras. Se culpabilizará siempre él mismo y pensará que no lo hizo bien.
SUGERENCIA: Darse permiso para no ser perfecto, confiar en la justicia divina, que a veces no es tan obvia desde nuestra limitada percepción humana.
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