La herida de abandono es la segunda cronológicamente en aparecer. Generalmente en los primeros tres años de vida.
Un niño puede sentirse abandonado si si madre se encuentra ocupada con un bebé nuevo. El sentimiento de abandono será más fuerte si el bebé es enfermizo y requiere mucha atención.
También si debe ser hospitalizado; si sus padres deben salir a trabajar todos los días; si su madre está enferma y su padre demasiado ocupado o ausente para ocuparse de él.
La ausencia de alimentación física también puede originar la herida de abandono.
Esta herida se vive con el progenitor del sexo opuesto.
La máscara que crean es la de dependiente.
Esta máscara se caracteriza por un cuerpo que carece de tono. El cuerpo largo, delgado y encorvado indica una herida de abandono muy importante. Su cuerpo refleja la necesidad de apoyo, ya que el dependiente cree que no puede lograr nada por sí mismo. Los ojos son grandes y tristes y las piernas débiles. Su característica física más sobresaliente es la falta de tono muscular.
La intensidad de la herida determina la profundidad de la máscara, por lo que las características físicas mencionadas se acentúan según la profundidad de la herida.
De los cinco tipos, el dependiente es el más propenso a convertirse en víctima. existen grandes posibilidades de que uno de los padres, o incluso ambos, también lo sean. Una víctima es una persona que crea todo tipo de problemas en su vida, pero especialmente, problemas de salud para llamar la atención. Considera que si no logra llamar la atención de otra persona, no podrá contar con ella.
El dependiente es una persona que dramatiza mucho y atrae todo tipo de problemas, pero él no los vive como tal, ya que estas situaciones que atrae le proporcionan el beneficio de tener atención, lo que evita sentirse abandonado.
Para ellos, sentirse abandonado es mucho más doloroso que vivir los múltiples problemas que atrae a su vida. Cuanto más víctima se sienta, más profunda será su herida de abandono.
El dependiente también suele hacer muchas cosas por otras personas e intentar salvar determinadas situaciones difíciles a aquellos a los que ama. Cuando hace esto, su objetivo es que lo halaguen y sentirse importante. Esta actitud suele provocarle malestar en la espalda, ya que carga sobre sí responsabilidades que no le corresponden.
Aún cuando no tenga dificultad para tomar decisiones por sí mismo, antes de decidirse suele pedir la opinión o aprobación de los demás, ya que necesita sentirse apoyado y respaldado en sus decisiones.
Percibe le final de cualquier cosa agradable como un abandono.
Por lo general, pide consejos porque no se cree capaz de hacer las cosas por sí mismo, aunque no necesariamente escucha lo que se le dice.
Su mayor temor es la soledad, por lo que es capaz de aguantar situaciones muy difíciles para no estar solo.
La persona dependiente tiene una enorme capacidad para no ver el problema que vive en pareja; prefiere creer que todo marcha bien porque tiene miedo a ser abandonada. Cuando se siente abandonado, considera que no es lo suficientemente importante para atraer la atención de otro.
El dependiente necesita la atención y presencia de otros, pero no es capaz de ver el número de ocasiones en que él no hizo por los demás lo que le pedían.
Le resulta difícil mantenerse erguido: cuando está de pie, busca apoyarse contra un muro, una puerta o cualquier cosa; incluso sentado le cuesta estar erguido y se apoya en el brazo del sofá o se sienta de cualquier manera en la silla.
Otra manera de atraer la atención es ocupar un puesto público, a través del que tendrán acceso a un amplio auditorio (muchos cantantes, comediantes, actores, artistas... son dependientes).
La persona dependiente empatiza fácilmente con los demás y eso hace que se sienta responsable tanto de la desdicha como de la felicidad de otros, como si creyera que los demás, también son responsables de su felicidad o desdicha.
Cuando el dependiente es capaz de detectar los problemas causados por su propia dependencia, experimenta el deseo de ser dependiente. Creerse independiente es una reacción muy común en las personas dependientes, pero esto no hace si no acentuar y ocultar la herida de abandono que no ha sido sanada.
Recuerda que la causa principal de cualquier herida proviene de la incapacidad de la persona para perdonar lo que se ha hecho a sí misma o lo que ha hecho a los demás.
La herida de abandono es también importante porque significa que te has abandonado a ti misma, o que abandonas a los demás, las situaciones o proyectos. Por eso es importante arreglar las cosas con nuestros padres, ya que sólo así dejaremos de reproducir el mismo tipo de situación.
Recuerda que el ego hace todo lo posible para que no veamos nuestras heridas. Está convencido de que al hacerlo, no sabremos curar el dolor correspondiente, por lo que somos nosotros quienes nos hemos convencido de crear estas máscaras para evitar el sufrimiento.
Quien sufre de abandono alimenta su herida cada vez que abandona un proyecto en el que tenía mucho interés, que se deja caer, que no se ocupa lo suficiente de sí mismo y no se presta la atención que necesita. Infunde temor en otros al apegarse excesivamente a ellos, y de esta forma se las ingenia para perderlos y estar de nuevo solo. Hace sufrir mucho a su cuerpo y se crea enfermedades para recibir atención.
Tu herida de abandono está en vías de sanación cuando te sientes bien contigo misma si estás sola y cada vez menos buscas llamar la atención; la vida te resulta menos dramática; cada vez tienes más deseos de emprender proyectos, e incluso si los demás no te apoyan, puedes continuarlos.
Como características que se ocultan detrás de la máscara de dependiente, tenemos las siguientes:
- Sabe lo que desea; es tenaz y persistente.
- no vacila cuando tiene la determinación de obtener algo.
- tiene don de comediante; sabe captar la atención de los demás.
- es jovial y sociable y refleja su alegría de vivir.
- es capaz de ayudar a otros porque se interesa por ellos y sabe cómo se sienten.
- tiene aptitudes para utilizar sus dones psíquicos en el momento oportuno cuando ha dominado sus temores.
- a menudo posee talentos artísticos.
- pese a que es sociable, tiene necesidad de momentos de soledad para volver a encontrar su camino.
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