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Las cinco heridas emocionales que te impiden ser tú misma

 

Todos tenemos la misma misión al llegar a este planeta: "Vivir las experiencias una y otra vez hasta que podamos aceptarlas y amarnos a través de ellas".

Cuando en una experiencia existe la no aceptación, es decir: juicios, culpabilidad, temor, lamento... nos convertimos en un poderoso imán que atrae sin cesar circunstancias y personas que le hacen revivir la misma experiencia las veces necesarias hasta que decidamos sanarnos.

Todo lo que se vive desde la no aceptación se acumula a nivel del alma. Al ser ésta inmortal, se reencarna las veces necesarias con el bagaje que se ha ido acumulando en su memoria de alma. Antes de nacer, ya hemos elegido lo que deseamos venir a sanar. La cuestión es que no somos conscientes de ello, por lo que todo ese bagaje que llevamos acumulado en nuestra memoria de alma, se produce a nivel inconsciente para que vayamos haciéndonos conscientes gradualmente de nuestro plan de alma y de lo que debemos ir poniendo en orden.

Estas cinco heridas se producen en la infancia y atraviesan cuatro etapas: cuando después de que el bebé conozca la alegría de ser él mismo (primera etapa), conoce el dolor de no tener derecho a ser él mismo (segunda etapa). Enseguida llega el periodo de crisis, de rebeldía (tercera etapa) y con el objeto de reducir el dolor, este niño se resigna y termina por formarse una nueva personalidad para transformarse en lo que los demás quieren que sea, creándose así las máscaras que cubren la herida.

Las máscaras son cinco y cada una corresponde a una herida. Por orden cronológico serían las siguientes:

  • Herida de rechazo: máscara de huidizo
  • Herida de abandono: máscara de dependiente
  • Herida de humillación: máscara de masoquista
  • Herida de traición: máscara de controlador
  • Herida de injusticia: máscara de rígido.

Estas heridas y sus máscaras se observan en nuestros comportamientos, en la manera en la que reaccionamos a las diversas situaciones y también, en la morfología de nuestro cuerpo. Nuestra misión es observarlas, aceptarlas y sanarlas para poder actuar desde nuestro verdadero yo y no desde la máscara que nos hemos creado para protegernos.

La curación se habrá completado cuando puedas invertir las cuatro etapas que he citado anteriormente. Comenzando por la última y regresando a la primera, volverás a ser tú mismo.

En los próximos posts iré desarrollando estas heridas y sus máscaras, para que podamos identificar las nuestras (no solemos tener sólo una aunque sí haya una predominante), aceptarlas y poder comenzar a sanarlas.


(Extraído del libro "Las cinco heridas que impiden ser uno mismo" de Lise Bourbeau)

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